Tu me pediste que escuchara y te escuché.
Me pediste que hablara y hablé.
Me pediste que me callara y callé.
Me pediste que me distanciara porque te sofocabas, y me aparté.
Me pediste que regresara y volví.
Después me pediste que nunca dejara de ser tu amigo y nunca dejé de serlo.
Un día, por teléfono, me pediste ayuda y respondí.
Otro día, llamaste diciendo que no había nada que nos unía y pedí perdón.
Luchaste conmigo porque fui exigente, en una situación en que noté que estabas equivocado.
Fui demasiado duro, pero te señalé que aquella actitud heriría a otras personas.
Corrí el riesgo de perder tu amistad y superé la situación.
Esperé que nunca más me miraras a la cara.
Pero era la verdad, el derecho de otra persona y, sólo entonces, el derecho de nuestra amistad.
No podría ser tu amigo, apoyando una actitud que heriría demasiado a otra persona amiga.
Permanecí en mi rincón.
Tú miraste y dijiste que comprenderías...
¡Volvamos a ser amigos!
Ahora soy yo el que se pregunta.
¿No será tiempo de soltar el asiento y dejar que andes solo en esa bicicleta?
Y me dijiste que en algún momento te lastimarías, que todavía te doy seguridad, y que aún necesitas oír mis broncas.
En suma, encuentras que necesitas de mi amor severo y exigente, que no pide nada a cambio.
Y, entonces, me quedo cerca.
Pero atención:
-¡No te Ilusiones con mi amistad!
Llegará el día en que estaré cuidando a otras personas, y cada día estaré menos unido a ti.
Si esto te alegra, entonces comprendiste mi amistad.
Si encuentras que te cambié por otros amigos, entonces no comprendiste.
Llega el momento en que el verdadero amigo sale de escena.
Comprende bien tu lugar y yo estaré en la platea aplaudiendo, pero un poco más lejos, para no robar tu espacio.
¡Amistad tal vez sea eso!
¡Mi discreta manera de amar!
Algunos días con mucha intensidad, otros, de lejos y otros, también, como si el amigo no existiese.
Pero, en el momento difícil, puedes contar conmigo: yo estaré.
¿No es esta clase de amistad que deseabas?
Sin ser posesivo, sin insistencias, sin obsesiones.
Si esto tiene valor, entonces seamos amigos para siempre.
Padre Zezinho:
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