jueves, 9 de febrero de 2012

Un instante en la vida, la vida en un instante.


La vida se vive en un instante, es tan solo un instante la vida…

En un instante somos concebidos, y es un instante maravilloso el milagro de abrir por vez primera los ojos y sentirnos vivos…

Crecer se aprende a cada instante y en ese proceso, se camina, se levanta y se cae, dándole sentido a cada paso y a lo que vivimos en cada uno de nuestros instantes…

Es un instante de triunfo y libertad los primeros pasos que se dan, son únicos y fugaces los instantes en que padres e hijos comparten y fortalecen sus lazos de amor filial.

Se disfruta el instante en que se ofrece y se recibe un abrazo y parecen fugaces o eternos los instantes en que podemos reír o llorar. Se puede ganar o perder, herir o sanar, salvar o destruir una vida en tan solo un instante.


Son instantes únicos y maravillosos los que compartimos con los amigos; es un instante sublime y mágico el beso de amor que se da; son fuerza y alegría los detalles que se renuevan a cada instante; surgen muchos instantes que a diario se nos ofrecen, pero no los vemos y se nos van.

Hay sentimientos que surgen en tan solo un instante, se hacen eternos conservándose nuevos en cada detalle que se puede ofrecer en tan solo un instante; pero hay otros que no logran consolidarse, son efímeros, surgen y se van casi que sin darnos cuenta, se nos escapan en un instante…

Estamos rodeados y sumergidos por muchos instantes en que Dios se nos manifiesta y expresa su amor; son instantes inundados de pequeños y grandes milagros que se convierten únicos y fantásticos, se encuentran escondidos en lo más sencillo y pequeño, en aquello que para descubrirlo no necesitamos tanto tiempo, solo un instante de nuestro tiempo.

Y aún así nos quedamos aferrados a tantas situaciones y condiciones que dejamos pasar; tantos instantes llenos de plenitud.

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