miércoles, 13 de octubre de 2010

Reflexión del día.


Es bueno meditar cada día un rato, por la mañana y por la noche. Vamos acumulando cosas en nuestro interior, a menudo sin darnos cuenta. Por lo tanto, hemos de sanar, agradecer, relajar, fortalecer, es bueno practicar con regularidad. Es sencillo, simplemente es cuestión de proponérnoslo. De la misma manera que comemos cada día, aprendemos a nutrir nuestro espíritu meditando. El tiempo que dedicamos a la meditación, lo recuperamos porque incrementa la concentración, enfoque, claridad y determinación en la acción. Así que no podemos poner la excusa de que no tenemos tiempo.

Empecemos cada día con silencio positivo, pacífico, poderoso, sereno, claro. Antes de trabajar, de desayunar, antes de hacer nada, entra en tu interior durante un rato. En este espacio de introversión puedes conectar con tus cualidades espirituales originales, recargando tus baterías internas con pensamientos positivos para el día que inicias.

Al finalizar el día puedes volver a ese espacio de silencio y descartar cualquier pensamiento negativo, inútil, débil, conectado con las acciones y situaciones que has vivido. El pasado ya es pasado. Envía buenos sentimientos a donde se necesiten.

Recuerda: Una mente sana es liviana, está enfocada, no se distrae ni se carga fácilmente.

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